El papel del ser humano dentro del ecosistema es central, y
a su vez, todo ser humano “es” también su entorno físico, de tal modo, que éste
le condiciona, pues influye en él y en las generaciones venideras.
La
dimensión de espacio-tiempo en el que la vida humana se desarrolla es también
la dimensión espacio-temporal del ambiente. Sus características nos influyen
todo el tiempo, corporal y psíquicamente. La relación con el ambiente es
importante para la persona, de tal modo que el valor del ambiente depende del valor
que tiene para la persona. Es en relación a la persona que somos y a la persona
de los otros que el cuidado y atención al ambiente que cobra relevancia. Por el
hombre y para el hombre. De ahí su importancia y su necesidad.
La responsabilidad del
hombre con relación al ecosistema y al hombre mismo ha sido una constante. Más
aún, el florecimiento de nuestra sociedad basada en la economía del consumo ha
generado un tipo de hombre irresponsable, insensible a los valores del entorno,
simplista, preocupado mas por consumir y ganar en confort, que por los grandes
problemas generados como el consumo de la biodiversidad o el impacto negativo
de la tecnología aplicada. Es preciso entonces revisar los criterios, políticas
y estrategias para utilizar los recursos de la naturaleza, incluyendo valores
como persona, sociedad, responsabilidad y conservación. Es tiempo de
reflexionar sobre la inclusión de una conciencia en el cuidado del ambiente, y
de la importancia de la responsabilidad y la solidaridad en la preocupación por
el entorno.
Urge, por tanto, una nueva
responsabilidad vital a partir de una conciencia ambiental y ecológica que
inscriba al ser humano en el interior mismo de la comunidad biótica, como ambiente
adecuado para poder garantizar la perduración de la biosfera.
Pero también para
garantizar la construcción de una sociedad más preocupada por los valores
sociales y en definitiva mas humana. Surge el imperativo de aplicar valores a
una cultura del ambiente sano. Criterios simples y vigentes, como el principio
precautorio cuando el riesgo que se toma es importante y los efectos desconocidos
y /o graves. El criterio de quien afecta es quien debe remediar. Una
actualización del criterio del daño ambiental desde la perspectiva del daño a
presentes y futuras generaciones acompañada de una política de daños.
Así mismo el esfuerzo por
desarrollar e implementar actividades de bajo impacto ambiental y proponer y
facilitar toda acción son acciones concretas, necesarias y posibles. Son
acciones que parten de una decisión política y se nutren en la tecnología y el
trabajo científico que requieren de la participación de todos.
El lugar del ser humano en la
problemática ambiental es central. Más todavía, cuando la sociedad humana ha
adquirido un grado de tecnificación muy grande, y además porque las actividades
humanas muy tecnificadas generan múltiples efectos, de un impacto cada vez
mayor en el entorno.
Luego, deberíamos utilizar
las tecno-ciencias de manera creativa, para aumentar nuestras posibilidades de
bien en el mundo que tenemos de modo que les leguemos a las generaciones
futuras, no un mundo idéntico al nuestro, sino un mundo más rico en
posibilidades al cual tengan acceso un número creciente de personas.
Esto se traduce en que la
tecnología debería servir para recuperar territorios contaminados, cultivar terrenos
de baja fertilidad, para ahorrar recursos y ser más eficientes, para disminuir
las necesidades de las personas, en vez de acrecentarlas. Se hace evidente que
la tecnología no sirve solamente para ganar dinero sino también para resolver
problemas. Y que la inversión en el estudio de los problemas ambientales y de
su solución debería ocupar más tiempo en las agendas científicas nacionales. Es
decir asociar el criterio de solidaridad y de bien común al de la eficiencia y
de la novedad que la han caracterizado. La tecnología debería servir como un
bien para la sociedad y mejora del medio ambiente, es fundamental un buen uso
de ella, esto depende del ser humano. Una herramienta dada a las personas puede
ser bien o mal utilizada. En este caso si la tecnología se emplea de forma
adecuada debería servir para favorecer los cultivos en la tierra, recuperación
de terrenos contaminados, cubrir las necesidades del hombre favoreciendo a
aquellas personas más desfavorecidas en función del lugar o hábitat donde vive.
Además,
todos los seres humanos tienen acceso al entorno natural, es un derecho. Cada
individuo tiende a conservar y expandir su vida al máximo.
. El medio ambiente humano está compuesto por otras personas
y por las relaciones que cada uno mantiene con otros. No puede pensarse un ser
humano aislado ni de sus pares ni del entorno donde vive. Tampoco puede
pensarse al ser humano como un sistema independiente, porque emocionalmente
depende de otros, espiritualmente depende de su sentido de trascendencia y su
satisfacción, para subsistir requiere del entorno físico y biótico, y en su
vida realiza destinos de cultura.
Cambiando de tema, pero tiene que
ver con lo dicho anteriormente, el rol de los valores es capital de tal modo
que no podremos hablar de un florecimiento en nuestra sociedad de la temática
ambiental si el hombre no es responsable, sensible a los valores del entorno. Es
preciso entonces revisar los criterios, políticas y estrategias para utilizar
los recursos de la naturaleza, incluyendo valores como persona, sociedad, responsabilidad
y conservación.
La cultura que vivimos exige un
equilibrio, es decir, que pensemos que hacemos con nuestro entorno, el medio
ambiente natural fundamentado en el valor intrínseco o inherente de los seres
vivos y en el valor de utilidad y de disfrute relativo al ser humano y su
bienestar personal y comunitario.
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