sábado, 9 de enero de 2016

1ª parte. Anteproyecto español de Ley Orgánica sobre Protección de la Vida del Concebido y de Derechos de la Embarazada

      El tema del aborto estuvo en el debate social cuando el Gobierno español aprobó en el 2013 el Anteproyecto español de Ley Orgánica sobre Protección de la vida del concebido y de derechos de la embarazada, que reformaba la Ley vigente en España 2/2010 sobre el aborto.

Sostenían algunos que este Anteproyecto era un paso atrás, pues con él desaparecían muchos derechos y muchas libertades conquistadas con tanto esfuerzo por la mujer, por ejemplo, el derecho a decidir sobre su sexualidad y su maternidad, su autonomía personal, el acceso a una educación afectivo-sexual igualitaria, a los métodos anticonceptivos y a la cobertura sanitaria, limitando así el acceso de las mujeres a los bienes y servicios más básicos, acentuando la desigualdad de género e impidiendo que se lograse la igualdad entre todos los seres humanos, volviendo al papel tradicional de la mujer de asumir toda la responsabilidad de las tareas domésticas.

Otros sostenían, en cambio, que este Anteproyecto recogía el espíritu de la ley del aborto del año 85, que se aprobó por primera vez en España y que era, como hemos visto, una ley de supuestos o indicaciones, y, por supuesto, no iba en contra de las mujeres ni se legislaba en contra de ellas.

Con todo, el aborto es una realidad. Un ejemplo: en el 2013 en España se produjeron, según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 108.690 abortos. Entonces, ¿Algo había que hacer?

Así también unos y otros indicaban que las diferencias entre la Ley 2/2010 y el Anteproyecto español aprobado eran irreconciliables. Pero, ¿eran opuestos? Es verdad que el aborto es malo para todos y todas. A nadie le gusta el aborto. El aborto es una tragedia y un drama para la madre, el padre y la sociedad, pero ¿por qué es un drama?, ¿solamente por la técnica a utilizar? Lo calificamos como drama porque lo que está en juego no es un “grano”, sino la vida o muerte de un ser humano inocente e indefenso. Hablamos de drama para la mujer embarazada porque el aborto conlleva mucho sufrimiento para la madre, el padre y los entornos familiares y amigos.

Por otra parte, en el año de 2014, por ejemplo, se superaba, según el Instituto de Política Familiar, los dos millones de abortos, registrados en España desde 1985, y no podíamos ni debíamos permitir tantas muertes de seres humanos débiles e indefensos.

 Luego la vida o la muerte de los inocentes concebidos-no nacidos no dependen del juego político de mayorías y minorías democráticas, de ideologías de izquierdas o derechas. Es necesario afrontar la cuestión de fondo: si el aborto es la muerte de un ser humano inocente provocada por la libertad de quienes tienen la responsabilidad de protegerlo -el padre, la madre y los médicos-, y avalada por las leyes de un “Estado de derecho” o no.

Es un asunto que marca profundamente la vida de quien está implicado en él (los padres, la familia más directa, los amigos…), que tiene aspectos que interesan a ciertas áreas (política, religión, ciencia, etc.) pero que en sí mismo no es sino personal.

Por tanto, no era el momento del debate de pareceres o consensos extraños, sino el momento de reconocer la vida humana y protegerla desde el inicio, porque la vida humana es un tema que nos afecta a todos sin distinción.

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