sábado, 20 de abril de 2024

Sobre el comienzo de la vida humana IV. La nueva Ley del Aborto

 

A tenor de este nuevo posicionamiento del TC en el 2023, se puede afirmar que tanto esta Resolución como la nueva Ley sobre el Aborto:

1. desprotegen totalmente al nasciturus. No considera al no nacido un valor fundamental, el de la vida humana, contradiciendo lo que el mismo TC dijo en la Sentencia del año 85: La vida del nasciturus es “un bien constitucionalmente protegido por el artículo 15 de la CE”.

2. Con esta Resolución del TC se defiende también que el feto humano no es sujeto de protección.

3. Se afirma también que la Constitución española reconoce el derecho a abortar, esto es, la libertad de la madre, antes de las primeras 14 semanas de gestación, para acabar con la vida de su hijo.

 

Es evidente que el TC se contradice con lo que él mismo había afirmado en la Sentencia de 1985, porque la vida del niño ya concebido deja de ser un bien digno de protección y queda totalmente desprotegido:

En definitiva, 1. aboga por la eliminación de los seres humanos en la primera etapa de su vida; 2. se promueve la muerte del embrión o el feto como un derecho de la sociedad en general y de la mujer gestante en particular, incluidas las menores de edad, chicas de 16 y 17 años, que pueden abortar sin necesidad del consentimiento de sus padres.

miércoles, 28 de febrero de 2024

Sobre el comienzo de la vida humana III. La nueva Ley del Aborto

 

Desde el punto de vista jurídico se va a analizar a continuación la resolución del TC del 2023 y la nueva ley del Aborto del 2023.

El art. 10 de la Constitución española reconoce como principio general del Derecho o fundamento del orden político y la paz social la protección de la dignidad humana, y es obvio que no puede protegerse la dignidad humana sin asegurar su vida.

El art. 15 de la Constitución española establece que “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes”.

 

Por su parte, el Tribunal Constitucional español, en la Sentencia 53/1985, a raíz de un recurso interpuesto sobre la Ley española del aborto de 1985, afirmaba que “la vida del nasciturus (el que va a nacer), en cuanto éste encarna un valor fundamental, –la vida humana– garantizado en el art. 15 de la Constitución, constituye un bien jurídico cuya protección encuentra en dicho precepto fundamento constitucional”.

Luego, la Sentencia del TC de 1985:

-Dispone que la vida humana es un devenir que comienza con la gestación. Es un continuo sometido por efectos del tiempo a cambios cualitativos de naturaleza somática y psíquica.

- Reconoce que la vida del nasciturus constituye un bien jurídico cuya protección encuentra fundamento constitucional, es decir, reconoce la vida del niño ya concebido como un bien digno de protección.

En definitiva, esta Sentencia del TC reconoce al embrión una protección jurídica desde la gestación.

La vida del no nacido como bien constitucionalmente protegido exige del Estado. La Sentencia reconoce que el Estado tiene el deber –derivado de la dimensión objetiva del derecho a la vida en general– de proteger la vida del nasciturus. Esta responsabilidad del Estado se traduce en dos obligaciones:

1º La de abstenerse de interrumpir o de obstaculizar el proceso natural de gestación

2º La de establecer un sistema legal para la defensa de la vida que suponga una protección efectiva de la misma y que, dado el carácter fundamental de la vida.


Tras 37 años de aquella Sentencia de 1985, a los pocos días de su renovación, el mismo T.C. da marcha atrás y publica, en el 2023, una nueva Resolución para desestimar el recurso de inconstitucionalidad que se había presentado contra la Ley del aborto del 2010 dando lugar a la nueva ley del aborto.

                                                                        continuará....

 




sábado, 16 de diciembre de 2023

Sobre el comienzo de la vida humana II. La nueva Ley del aborto

Esta antropología no real se fundamenta y se justifica en la primacía del deseo individual, en el deseo subjetivo, entendido como derecho, que justificará la aplicación de la medicina como medio para satisfacer este deseo.

Es la voluntad de construir una antropología subjetiva, no real, fundamentada exclusivamente en el deseo individual.

Entonces, de un deseo se pasa a un derecho, y de un derecho se pasa a un deber que, obligatoriamente, el Estado y la sociedad tienen que cumplir.

Pero, solo se puede hablar de un derecho subjetivo, como del derecho de la madre a abortar a su hijo… desde una comprensión errónea de libertad, es decir, si se comprende la libertad exclusivamente en términos individualistas.

La libertad humana, según esta mentalidad, se entiende que solo el ejercicio exclusivo de la voluntad propia es la única norma de nuestra acción.

Esta concepción erigiría la propia libertad en fuente del derecho y, en consecuencia, los deseos individuales serían los creadores de derechos.

Sin embargo, la libertad de cada uno (para que sea tal) ha de estar siempre conectada a la responsabilidad por todos aquellos que nos rodean, por la sociedad, por la humanidad entera y, sobre todo, por los más débiles, frágiles, vulnerables e indefensos.

Por tanto, tan pronto como reconocemos que el embrión tiene un valor en sí mismo, aunque sea mínimo, ya no podemos hablar del aborto como una “libertad”.

Decir que el aborto es una libertad implicaría anular el valor de ser humano al embrión o al feto humanos. Es decir, sólo se puede afirmar una libertad al aborto si el embrión o el feto no fueran nada, pero, el no nacido no es una cosa, es un ser humano.

Este modelo erróneo de antropología, por no ser real, y el modelo de libertad subyacen y planean en la mayoría de los debates sobre temas de bioética. Si solo el deseo individual, rige mi actuar, entonces el deseo de ser madre sin la participación de un varón; el deseo de ser padres o la llamada maternidad subrogada...quedan justificados.

                                        Continuará......

jueves, 7 de diciembre de 2023

Sobre el comienzo de la vida humana. La nueva Ley del Aborto

 

El tema del aborto es siempre conflictivo y complejo, con muchas aristas, esto lleva, muy a menudo a una discusión estéril. Por eso, el objetivo de este escrito no es discutir y convencer, sino provocar la reflexión bioética.

Se han aprobado recientemente en España leyes que no respetan la naturaleza humana:

- La Ley Orgánica 3/2021, de Regulación de la Eutanasia.

- La Ley Orgánica 10/2022 de Garantía integral de la libertad sexual, conocida por la polémica Ley del Solo sí es sí, que entró en vigor en España el 7 de octubre del año pasado.

- La Ley 4/2023 para la Igualdad real y efectiva de las personas trans y para la Garantía de los derechos de las personas LGTBI, popularmente conocida como ley trans.

-Y, por último, la Ley de la reflexión de hoy: la Ley Orgánica 1/2023, de febrero de este año, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2010 de Salud sexual y reproductiva y de la Interrupción voluntaria del embarazo, es decir, la nueva Ley del Aborto.

Para tener un juicio completo de esta ley, es necesario analizar y ver su horizonte filosófico-cultural y social.

No nos podemos quedar, simplemente, en un análisis superficial de la misma, sino que tenemos que ir a la raíz. Ir a la raíz supone reflexionar y conocer sus fundamentos. Una ley incide directamente en todos nosotros, porque es verdad que no todos vamos a estar en la difícil situación de decidir si abortamos o no, pero sí nos influye a todos la idea antropológica que subyace a esta ley.

El principal ingrediente de la cultura de hoy y presente en la ley nueva del aborto es el RELATIVISMO MORAL

Esta cultura defiende:

1. que no es posible conocer una verdad objetiva,

2. que no es posible conocer unos valores y

3. que no es posible establecer unos principios éticos universales.

Hoy día se dan distintas variedades de este relativismo:

-Si se piensa o se dice que solo existe la verdad de cada uno, estaríamos afirmando un subjetivismo;

-Si se piensa o se dice que la verdad absoluta sí existe, pero el hombre no puede conocerla, estaríamos afirmando un escepticismo;

-Si se piensa o se dice que en la practica la dignidad humana, los valores y el ser de la sociedad no pertenecen a la naturaleza de las cosas, sino que son solo producto de unas decisiones humanas, se estará afirmando un convencionalismo.

En el caso, por ejemplo, del aborto se utiliza este argumento de conveniencia, concretamente, hablamos de un convencionalismo jurídico. Se dice: la aprobación de esta Ley supone para la mujer embarazada evitar un problema que le causa sufrimiento. Y es verdad, pero se omite decir que es a costa de eliminar a un ser humano débil e indefenso que lleva en su seno, y también se prescinde de informar de las consecuencias físicas y psicológicas de tal acción.

Es similar, salvando las diferencias, al argumento de conveniencia que se utilizaba, no hace mucho tiempo, para justificar la esclavitud. Muchas personas no querían abolir la esclavitud porque consideraban a los negros no-personas, y esa visión negativa convenía e interesaba a muchos por muchas razones.

En definitiva, con este ejemplo, lo que se quiere decir es algo fundamental: que la verdad sobre la dignidad humana deja de ser fin en sí misma para convertirse en algo fruto del consenso social o de la opinión subjetiva de cada individuo o de cada grupo.

Por el contrario, si se niega la verdad, el ser humano no es nada ni nadie previamente dado, sino una construcción individual.

Justamente, las leyes que se han citado, de carácter antropológico, impregnadas de relativismo moral, se utilizan como medios para una transformación social.

¿Cómo se consigue esta transformación social? a través de la transformación del comportamiento individual de las personas. ¿Y cómo se consigue esta transformación individual? A través de la autocreación e imposición de una antropología no real.

                                                                Continuará...

miércoles, 31 de mayo de 2023

Una Ley Nacional de Cuidados Paliativos: ¿Para cuándo? III

Querer la muerte digna de un enfermo que sufre es darle los cuidados que necesita, porque lo que es indigno y retrogrado es que el ser humano muera con dolor, con sufrimientos evitables por no tener acceso a unos cuidados de calidad.

El sufrimiento al final de la vida de un ser humano sería perfectamente evitable si dispusiera de suficientes recursos para tener este acceso.

Los cuidados paliativos suponen la consideración médica de la persona como un todo. Acompañar y cuidar nos hace más humanos. Se ensancha nuestra personalidad y crece nuestra humanidad. Somos seres relacionales por lo que siempre nos interpela la fragilidad y vulnerabilidad del otro en la que vemos reflejada la propia.

Los cuidados paliativos palian y luchan contra el sufrimiento, la vulnerabilidad, la soledad a través del alivio y el acompañamiento. Nos sumergen en la reflexión antropológica de nuestra propia limitación, finitud y fragilidad.

Los cuidados paliativos son la manera humana y progresista de eliminar el dolor, que procura el trato digno que toda persona merece en atención a su inviolable dignidad. Son una rama de la medicina y la eutanasia supone el fracaso de la medicina, porque adelantar la muerte a quien sufre no es hacerse cargo del sufriente, sino elimina su vida para eliminar su sufrimiento.

 

      Soluciones prácticas:

De 75.000 a 80.000 españoles al año no tienen acceso a cuidados paliativos. Luego, no están garantizando la igualdad y la no discriminación de las personas en el proceso de morir a la hora de recibir servicios del ámbito social y sanitario. Para ello:

Es preciso que esta realidad se transforme en un derecho para que los ciudadanos lo puedan exigir, por eso hay que reclamar a los políticos que elaboren una Ley Nacional de Cuidados Paliativos, con presupuesto económico, para que la atención al final de la vida no sea el privilegio de unos pocos, si no el derecho de todos, sobre todo, en una sociedad que fallece a una edad cada vez más avanzada y que, en algún momento de su vida va a tener que precisarlos.

En este sentido, la Organización Médica Colegial de España y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos reclaman una Ley Nacional de Cuidados Paliativos que recojan estos puntos:

-Una Ley que garantice el derecho de todas las personas a recibir unos cuidados paliativos de calidad acordes a su dignidad.

-Una Ley que ordene los recursos y ofrezca garantías para que en España nadie padezca un sufrimiento evitable cuando padece una enfermedad avanzada e incurable, en fase terminal.

-Una Ley que garantice un tratamiento adecuado para hacer frente a los síntomas físicos, psicológicos, afectivos-emocionales, sociales y espirituales-religiosos.

-Una Ley que tenga a la persona como protagonista de su proceso, su centro y sujeto activo de atención.

-Una Ley que ofrezca un plan de cuidado integral del dolor y del sufrimiento centrado en el paciente.

-Una Ley que tenga en cuenta las dificultades de la familia para cuidar al enfermo y garantice soluciones prácticas.

Esperemos que nuestros parlamentarios asuman la voluntad política para elaborar esta Ley Nacional de Cuidados Paliativos, dotada de recursos presupuestarios, de lo contrario no servirá para mucho si solo se publica en el Boletín Oficial del Estado sin presupuesto ni memoria económicas que la acompañen.

Es también preciso la voluntad política de los gestores sanitarios para dotar de recursos asistenciales, humanos y formativos en Atención Primaria, hospitalaria, residencial, domiciliaria.

En España, aparte de aprobar una ley de cuidados paliativos con dotación presupuestaria, es imprescindible que haya médicos de Cuidados Paliativos, pues contamos con la mitad de servicios especializados de los que harían falta.

Por lo tanto, es necesario la formación en las facultades de Medicina y de Enfermería: de las más de cuarenta facultades de medicina que hay en el país, solo diez imparten paliativos en asignaturas obligatorias y otras tantas lo ofrecen de forma optativa, mientras que el resto no enseña cuidados paliativos a sus alumnos, como se imparte en países como Italia, Alemania, Reino Unido, Noruega o Francia. Luego, todas las facultades de medicina y enfermería deberían cursar una asignatura universitaria obligatoria de cuidados paliativos a pie de cama o de simulación.

Quisiera terminar con unas palabras del doctor Bátiz, que trabaja actualmente en el servicio sanitario en Cuidados Paliativos en el Hospital de San Juan de Dios de Santurce, y de la doctora Saunders fundadora de los cuidados paliativos, enfermera, trabajadora social y médica británica,

El Dr. Bátiz afirma: Si lo único que nos interesa es la enfermedad, olvidándonos de quien la padece, nos faltará algo para hacerlo del todo bien. Los profesionales sanitarios de cuidados paliativos deben ofrecer lo que más necesitan las personas que se encuentran en el umbral de salida de su vida: cuidar a la persona y preservar su dignidad con nuestro comportamiento cercano, nuestra actitud empática, con nuestra compasión y con nuestro diálogo para poder conocer el contexto vital del enfermo”.

La doctora Cecily Saunders resume a la perfección lo que son los cuidados paliativos y en qué consisten: “Tú importas porque eres tú, y tú importas hasta el último momento de tu vida. Nosotros haremos todo lo que podamos, no sólo para ayudarte a morir apaciblemente, sino también para ayudarte a vivir hasta que mueras”.

miércoles, 17 de mayo de 2023

Una Ley Nacional de Cuidados Paliativos: ¿Para cuándo? II

 

¿No habría sido más necesaria haber aprobado una Ley nacional de Cuidados Paliativos?, ¿PARA CUÁNDO esta ley?

Según el Atlas Europeo de Cuidados Paliativos del 2019, España está por debajo de la media europea en cuidados paliativos. Este Informe, que compara la situación de estos cuidados en 51 países europeos, afirma que España está muy lejos de la media europea en dotación económica según el número de habitantes.

Todas estas cosas hacen que la sociedad en general desconozca lo que son verdaderamente los cuidados paliativos. Solo los conocen y se dan cuentan de cómo trabajan cuando han tenido relación con ellos.

Por eso, es preciso que fomentemos y divulguemos su conocimiento. Necesitamos una cultura paliativa, una cultura del cuidado.

 

¿Qué son los Cuidados Paliativos?

-Ponen en el centro la multidimensionalidad de la persona. En efecto, la enfermedad influye en todas las dimensiones de las personas, del tal modo que no somos solo un cuerpo físico. Cuando una persona enferma, enferma todas sus dimensiones, y no sólo su dimensión física, sino totalidad de su persona. Así es, el dolor y las limitaciones impuestas por la propia enfermedad influyen en todo él.

Ciertamente, la enfermedad y el dolor, como expresión de la fragilidad y limitación de los seres humanos, no son asuntos puramente físicos. Por consiguiente, no es suficiente una medicina que luche exclusivamente contra la enfermedad física, sino que se precisa de una medicina que trate la enfermedad de la persona de forma integral, y a esto es a lo que se dedica el área médica de los Cuidados Paliativos.

De tal modo que la enfermedad influye en todas sus dimensiones: su Dimensión Cognitiva; Psicológica; Emocional; Social; Ética; Espiritual y Religiosa. A todas esas dimensiones hay que atender porque están enfermas, porque yo estoy enfermo.

Es fundamental tener en cuenta que cada una de estas dimensiones, interrelacionadas entre sí, influyen decisivamente en el estado de salud general del paciente, de tal modo que una alteración en el estado de cualquiera de ellas repercutirá, indudablemente, en las restantes.

Concretamente, la enfermedad puede conllevar dolor físico. Los Cuidados Paliativos procuran que el enfermo no soporte ni tenga dolor físico. Por eso, evitan pruebas diagnósticas y no realizan tratamientos innecesarios e inútiles.

Se encarga también de la dimensión psicológica del enfermo que se traduce en resolver y aliviar los síntomas emocionales, como son los sufrimientos, los temores, los miedos ante la llegada de la muerte. Para ello, los Cuidados Paliativos proporcionan compañía, afecto, evitando la soledad y el abandono al final de la vida humana.

También de su dimensión social, porque existen sufrimientos sociales: el ser humano también sufre por su entorno, le quedan temas pendientes por resolver, y eso le genera sufrimiento.

También los Cuidados Paliativos abordan la dimensión espiritual o trascendental del enfermo, en concreto, cuando la vida se está acabando uno se hace con más fuerza la pregunta por el sentido de la vida. Por eso, se acompaña al enfermo para que revise su biografía, y compruebe que su vida ha tenido sentido. Eso le ayudará a morir en paz.

-El enfermo, en la etapa terminal de su enfermedad, ha comprendido que la medicina curativa ya no le cura, pero tiene necesidad de su familia, de sus amigos y de los profesionales sanitarios.

Efectivamente, el enfermo terminal e incurable no necesita de una medicina preventiva y curativa, sino paliativa. Una medicina del cuidado y del acompañamiento que se hace cargo de las personas que padecen una enfermedad avanzada, incurable y en fase terminal.

Y este es un tema muy serio, porque lo que está en juego es la humanización del proceso de morir de una persona.

-Sólo son aplicables cuando una persona presenta un cuadro clínico irreversible, debido a enfermedades incurables, o a situaciones que traen consigo sufrimientos físicos y psíquicos.

-No buscan intencionadamente la muerte, pero tampoco prolongan una agonía innecesaria, es decir, en contra de lo que se llama obstinación terapéutica. No es lo mismo alargar la vida que prolongar la muerte.

-Dignifican el cuidado del enfermo. Cuidan a la persona que está enferma para seguir a su lado, respetándola, y, a la vez, estudian su biología dañada para abstenerse de acciones que no le van a reportar ningún beneficio. En consecuencia, estos cuidados no tienen que ver con la muerte, sino con la vida.

-No tienen como objetivo alargar la vida, sino que la ensanchan. Procuran que el enfermo tenga el mayor grado de confort y bienestar dentro de la enfermedad terminal.

-Los Cuidados Paliativos atienden, cuidan y ayudan también a la familia ante la pérdida de su ser querido. Cuidar a la familia es muy importante para el enfermo. En muchas ocasiones, el propio enfermo sufre porque ve sufrir a su familia. Si observa que el equipo asistencial cuida también a su familia se sentirá bien.

-Los Cuidados Paliativos no son una alternativa a la eutanasia, porque son la única solución médica-sanitaria para el sufrimiento humano. La Medicina Paliativa constituye la única opción médica-asistencial compatible con morir dignamente en un contexto humanizado. Paliar es mitigar el sufrimiento, reafirmando la importancia de la vida, pero aceptando que la muerte es una realidad humana. Es la mejor manera de ayudar a morir al enfermo, no “ayudándolo” a terminar con él.

-Los Cuidados Paliativos no sólo ofrecen soluciones técnicas, sino también asistenciales y de acompañamiento. Para ello, el servicio de Cuidados Paliativos lo forman equipos multidisciplinares, porque un cuidado integral requiere la estrecha cooperación de equipos multidisciplinares. Estos médicos y su equipo tienen la responsabilidad de presentar el rostro más humano frente al enfermo incurable que vive una dramática situación próxima a la muerte.

Para llevar a cabo esa responsabilidad es necesario que este equipo médico posea, como mínimo, dos actitudes imprescindibles.

La primera actitud del equipo médico en Cuidados Paliativos es la de la admiración puramente existencial ante ese ser humano debilitado que reclama una protección y un cuidado respetuosos. La segunda es saber escuchar. El enfermo no solo reclama del equipo médico una solución para sus dolores físicos, sino que se le dedique tiempo para escucharle.

Estas dos actitudes han de estar presentes en todos los miembros que integran el equipo de medicina paliativa.

viernes, 12 de mayo de 2023

Una Ley Nacional de Cuidados Paliativos: ¿Para cuándo? I

 

Cuando una oveja, un perro, o un caballo, o cualquier otro animal… padece una enfermedad mortal o un accidente de muerte y va a sufrir… los dueños deciden sacrificarlo y hacen bien.

Podemos matar por piedad a un animal, sin embargo, el ser humano no es ningún animal para matarlo por compasión, no podemos disponer de la vida de otro.

Los seres humanos no solo somos animales, somos también personas. Se da una incoherencia en la actualidad: asistimos a una creciente humanización de los animales que lleva, desgraciadamente, a una mayor deshumanización de los seres humanos.

Justamente, los cuidados paliativos están en contra de la animalización del ser humano, o lo que es lo mismo, en contra de la deshumanización del ser humano al final de su vida. Por tanto, asistimos, hoy día, a una reducción de la dignidad humana. Nunca a un ser humano se le puede expropiar de la dignidad que posee solo por el hecho de ser persona.

Una enfermedad incurable no es final de la vida, se puede hacer otras muchas cosas: atender y cuidar otras facetas también constitutivas del ser humano.

 Por otra parte, la muerte sigue siendo un tabú en nuestra sociedad, porque no queremos asumir la muerte como una etapa natural de la vida humana. Y la etapa natural de la vida humana hace que, con el tiempo, a medida que vamos envejeciendo, se desarrollan múltiples enfermedades, goteras y algunas veces más que goteras.

Sin embargo, la sociedad de hoy trata de ignorar la enfermedad, la niega, la oculta, la evita, la considera un fracaso, asumiendo como un triunfo lo eternamente joven y sano.

Pero esta visión de la realidad no es real, porque no describe lo que en verdad somos.

Llegamos a creer que la tecnología médica puede dar solución a todos nuestros problemas de salud. Tanto es así que los avances de la medicina han generado en la sociedad una especie de delirio de inmortalidad.

Llegamos a estar convencidos de que todo lo que nos ocurra se puede resolver, alejando de nosotros a la persona que sufre la enfermedad, esto es, al enfermo.

 Así también, los cuidados al final de la vida humana no ha sido preocupación de los políticos. Durante muchos años, los cuidados del enfermo al final de su vida los han realizado fundamentalmente la buena voluntad de las personas y el interés o vocación de unos cuantos profesionales, religiosos y familiares (especialmente mujeres). Estos cuidados no han sido una preocupación de la política y los políticos.

No obstante, la OMS, Organización Mundial de la Salud, afirma que la voluntad política es un elemento decisivo para garantizar la adecuada atención a las personas al final de su vida.

Sin embargo, parece que el Estado español desoye esta recomendación, porque está “tranquilo” en este tema, porque piensa que ya ha cumplido con los ciudadanos ante su demanda para aliviar su sufrimiento al final de la vida.

Eso es lo que parece, porque a partir de marzo de 2021, con la aprobación de la Ley de la Eutanasia en España no se observa ningún “movimiento legislativo” en esta dirección. Con la Ley aprobada, únicamente las personas tienen derecho a aliviar su sufrimiento solicitando el adelantamiento de su muerte, es decir, ejerciendo su “derecho a la eutanasia”.

Muchos piensan: la eutanasia nos ofrece la posibilidad de morir sin sufrimiento. Parece, por tanto, que el mayor miedo de la gente no es la enfermedad en sí misma que me va a llevar a la muerte, sino el sufrimiento y dolor que esa enfermedad me pueda proporcionar.

Luego, el problema y el miedo son a sufrir. Ahora bien, la Ley de Eutanasia no se centra en esa preocupación del enfermo, omite que la especialidad médica del sufrimiento humano al final de la vida es la del médico de Cuidados Paliativos. Este es el médico del sufrimiento. Es el médico que trata los sufrimientos, el deterioro, la soledad, la vulnerabilidad del ser humano al final de su vida.

Luego, la eutanasia es igual a morir sin sufrimiento es falsa. La eutanasia no es la solución para el final de la vida humana porque para quitar el dolor y el sufrimiento del que sufre, elimina al enfermo que sufre.

A esto se añade que, si el enfermo siente que está solo, que es un estorbo o una carga económica para su familia o la sociedad, se crea el caldo de cultivo propicio para pedir la eutanasia.

En la Ley vigente sobre Eutanasia no se recoge ningún apoyo social ni económico a las familias. No hay ningún artículo de la Ley que ayude al enfermo a no tener esa sensación de carga.

En este sentido, nuestra tarea, la de la sociedad en general y la de los políticos en particular es, precisamente, intentar que ninguna persona tenga que pedir la eutanasia porque no se encuentra atendido en todas sus dimensiones, se sienta una carga para su familia, y pida la eutanasia porque no ve otra salida.

Por el contrario, el grado de civilización, de progreso y el valor de una sociedad se mide por su compromiso en el cuidado de sus miembros más frágiles. En este sentido, tenemos que darnos cuenta que en nuestra sociedad aumenta el número de enfermos de cáncer, aumenta el número de enfermos crónicos avanzados, aumenta las enfermedades degenerativas, que la población está envejeciendo y ellos necesitan nuestros cuidados.

Algunas cifras en esta dirección: de las 228.000 personas que fallecieron en el 2022 en nuestro país con necesidad de cuidados paliativos, de 75.000 a 80.000 lo hacen sin acceder a ellos.