jueves, 10 de septiembre de 2015

ECOLOGIA I. El papel del ser humano dentro del ecosistema


             El papel del ser humano dentro del ecosistema es central, y a su vez, todo ser humano “es” también su entorno físico, de tal modo, que éste le condiciona, pues influye en él y en las generaciones venideras.

            La dimensión de espacio-tiempo en el que la vida humana se desarrolla es también la dimensión espacio-temporal del ambiente. Sus características nos influyen todo el tiempo, corporal y psíquicamente. La relación con el ambiente es importante para la persona, de tal modo que el valor del ambiente depende del valor que tiene para la persona. Es en relación a la persona que somos y a la persona de los otros que el cuidado y atención al ambiente que cobra relevancia. Por el hombre y para el hombre. De ahí su importancia y su necesidad.

La responsabilidad del hombre con relación al ecosistema y al hombre mismo ha sido una constante. Más aún, el florecimiento de nuestra sociedad basada en la economía del consumo ha generado un tipo de hombre irresponsable, insensible a los valores del entorno, simplista, preocupado mas por consumir y ganar en confort, que por los grandes problemas generados como el consumo de la biodiversidad o el impacto negativo de la tecnología aplicada. Es preciso entonces revisar los criterios, políticas y estrategias para utilizar los recursos de la naturaleza, incluyendo valores como persona, sociedad, responsabilidad y conservación. Es tiempo de reflexionar sobre la inclusión de una conciencia en el cuidado del ambiente, y de la importancia de la responsabilidad y la solidaridad en la preocupación por el entorno.

Urge, por tanto, una nueva responsabilidad vital a partir de una conciencia ambiental y ecológica que inscriba al ser humano en el interior mismo de la comunidad biótica, como ambiente adecuado para poder garantizar la perduración de la biosfera.

Pero también para garantizar la construcción de una sociedad más preocupada por los valores sociales y en definitiva mas humana. Surge el imperativo de aplicar valores a una cultura del ambiente sano. Criterios simples y vigentes, como el principio precautorio cuando el riesgo que se toma es importante y los efectos desconocidos y /o graves. El criterio de quien afecta es quien debe remediar. Una actualización del criterio del daño ambiental desde la perspectiva del daño a presentes y futuras generaciones acompañada de una política de daños.

Así mismo el esfuerzo por desarrollar e implementar actividades de bajo impacto ambiental y proponer y facilitar toda acción son acciones concretas, necesarias y posibles. Son acciones que parten de una decisión política y se nutren en la tecnología y el trabajo científico que requieren de la participación de todos.

            El lugar del ser humano en la problemática ambiental es central. Más todavía, cuando la sociedad humana ha adquirido un grado de tecnificación muy grande, y además porque las actividades humanas muy tecnificadas generan múltiples efectos, de un impacto cada vez mayor en el entorno.

Luego, deberíamos utilizar las tecno-ciencias de manera creativa, para aumentar nuestras posibilidades de bien en el mundo que tenemos de modo que les leguemos a las generaciones futuras, no un mundo idéntico al nuestro, sino un mundo más rico en posibilidades al cual tengan acceso un número creciente de personas.

Esto se traduce en que la tecnología debería servir para recuperar territorios contaminados, cultivar terrenos de baja fertilidad, para ahorrar recursos y ser más eficientes, para disminuir las necesidades de las personas, en vez de acrecentarlas. Se hace evidente que la tecnología no sirve solamente para ganar dinero sino también para resolver problemas. Y que la inversión en el estudio de los problemas ambientales y de su solución debería ocupar más tiempo en las agendas científicas nacionales. Es decir asociar el criterio de solidaridad y de bien común al de la eficiencia y de la novedad que la han caracterizado. La tecnología debería servir como un bien para la sociedad y mejora del medio ambiente, es fundamental un buen uso de ella, esto depende del ser humano. Una herramienta dada a las personas puede ser bien o mal utilizada. En este caso si la tecnología se emplea de forma adecuada debería servir para favorecer los cultivos en la tierra, recuperación de terrenos contaminados, cubrir las necesidades del hombre favoreciendo a aquellas personas más desfavorecidas en función del lugar o hábitat donde vive.

Además, todos los seres humanos tienen acceso al entorno natural, es un derecho. Cada individuo tiende a conservar y expandir su vida al máximo.

.           El medio ambiente humano está compuesto por otras personas y por las relaciones que cada uno mantiene con otros. No puede pensarse un ser humano aislado ni de sus pares ni del entorno donde vive. Tampoco puede pensarse al ser humano como un sistema independiente, porque emocionalmente depende de otros, espiritualmente depende de su sentido de trascendencia y su satisfacción, para subsistir requiere del entorno físico y biótico, y en su vida realiza destinos de cultura.

 

            Cambiando de tema, pero tiene que ver con lo dicho anteriormente, el rol de los valores es capital de tal modo que no podremos hablar de un florecimiento en nuestra sociedad de la temática ambiental si el hombre no es responsable, sensible a los valores del entorno. Es preciso entonces revisar los criterios, políticas y estrategias para utilizar los recursos de la naturaleza, incluyendo valores como persona, sociedad, responsabilidad y conservación.

            La cultura que vivimos exige un equilibrio, es decir, que pensemos que hacemos con nuestro entorno, el medio ambiente natural fundamentado en el valor intrínseco o inherente de los seres vivos y en el valor de utilidad y de disfrute relativo al ser humano y su bienestar personal y comunitario.

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