He hablado en el anterior
“artículo”, colgado en el blog, de los problemas médicos que suscitan los “bebés-medicamento”. En
esta ocasión trato los inconvenientes éticos y la alternativa al uso de los “bebés-medicamento”.
El debate ético sobre los
“bebés-medicamento” es si la producción y uso de estos deben
regirse por una ética que hace prevalecer la bondad del fin buscado sobre los
medios utilizados para conseguirlo (fin→ curar a un hijo enfermo, medio→ tener
un hijo compatible con él, desechando aquellos embriones humanos que no presenten las
características que se precisan) o una ética en la que el respeto a toda vida
humana, basado éste en su propia dignidad, sea el principio ético último que guíe
todas las acciones biomédicas.
Por tanto, en este
debate ético se deberían considerar los siguientes aspectos fundamentales:
1. La instrumentalización del niño
producido de tal forma que estos niños podrían ser tratados como medio.
2. La destrucción de embriones humanos como medio para conseguir el fin perseguido: curar al hermano enfermo.
3. La existencia de alternativas técnicas para
conseguir éticamente el bien deseado.
4. Las consecuencias secundarias que pudieran derivarse de esta técnica. Efectivamente, la admisión de esta técnica pudiera abrir la
puerta a otras técnicas éticamente no adecuadas, especialmente a la selección
de sexo y a la creación de niños de diseño.
5. Los problemas que el uso del diagnóstico
genético preimplantacional pudiera ocasionar en el embrión generado.
Entre ellos, a nuestro
parecer, el problema ético principal es el elevado número de embriones que con
esta práctica se generan y se desechan.
Verdaderamente, uno de los
problemas éticos fundamentales de esta técnica estriba en que para el logro de
un embrión inmunológicamente compatible es necesario generar un número
abundante de embriones humanos. En términos generales, para obtener un niño útil se
requiere producir 50 embriones. De ellos, 49 embriones humanos serán destruidos.
Una eficiencia, como máximo, de un 3%.
También hay que decir que en estos momentos existe una alternativa técnica a la producción
de los “bebés-medicamento”. En efecto, la alternativa es la utilización de
sangre de cordón umbilical de bancos públicos para tratar a un niño enfermo que
requiera un trasplante de material hematopoyético (sangre) y que no tenga un
familiar histocompatible, esto es, que los antígenos no sean compatibles.
Las expectativas de
curación, con la creación de estos bancos públicos, son semejantes a las que se conseguirían si se
utilizase sangre de cordón umbilical de un "bebé-medicamento". Sería necesario, por tanto, el
aumento de estas unidades almacenadas en los bancos públicos de sangre del
cordón umbilical y la identificación de un número mayor de antígenos leucocitarios.
Si se dieran estas
condiciones parece que no sería necesario recurrir a la producción de los
"bebés-medicamentos" para curar al hermano enfermo, pues se podría disponer de las suficientes muestras de
sangre de cordón umbilical identificadas y compatibles para curar no sólo al hermano enfermo, sino también para curar a cualquier
otro niño enfermo.
Si a ello se añade que esta opción terapéutica (la de las muestras de sangre
del cordón umbilical de cualquier feto) se puede aplicar al paciente
rápidamente probablemente en un plazo no superior a 15 días; que su uso no conlleva
ninguna dificultad ética; que, por el contrario, para producir un "bebé-medicamento" útil se requiere
un largo proceso técnico que puede oscilar entre año y medio o dos años y que
acarrea objetivas molestias para la pareja como puede ser el elevado coste
económico, parece razonable concluir que esta opción terapéutica es viable.
Como madre me tendria que ver en el pellejo si mi hijo estuviera enfermo, me imagino que haría todo lo posible por salvarle la vida, pero me parece tremendo que sea a costa de engendrar un niño solo para ese fin. Que le podría decir cuando fuera mayor? -, Hijo te quiero mucho, pero tú viniste al mundo para salvar a tu hermano... Uff!! Esa persona también tiene sentimientos y derechos, no podemos decidir por ellos. Creo que es mas gusta y como dice artículo más rápido, la alternativa de sangre del cordón umbilical.
ResponderEliminarLos problemas éticos no se pueden trasladar a la madre que tiene un niño enfermo. Solo debería tener alternativas éticamente correctas sobre las que decidir.
ResponderEliminarEntiendo, que lo que Ana quiere decir, es que la madre puede verse obnubilada por el amor a su hijo enfermo, y por tanto no ser capaz de usar la razón para valorar las medidas que puede utilizar como alternativas a la curación de su vástago.
ResponderEliminarDe esta manera, veo comprensible su respuesta, pues las opciones para la sanación del individuo deben de ser legítimas, con todo lo que supone, además de eficaces, como también expone Roberto Germán.
Yo entiendo a las madres que hacen lo que sea por curar a un hijo enfermo
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ResponderEliminarSí, estoy de acuerdo con el comentario que las madres van a hacer todo lo que sea por curar a un hijo enfermo. Pero esta no es la cuestión. No pongamos el punto de mira en los padres o en la madre. Damos por hecho que los padres o la madre van a hacer lo que sea por curar a su hijo enfermo. La responsabilidad, por tanto, no radica en la madre, sino que esta tiene que recaer en los científicos-investigadores que tienen la obligación de presentar soluciones éticas al problema.
Es cierto que traer un niño a este mundo como medio para conseguir un fin distinto de si mismo es eticamente cuestionable, pero, estamos seguros que todos los padres traen hijos a este mundo con el unico fin conocerlos y quererlos?, antiguamente ( e incluso hoy en dia), un hijo implicaba mas manos para trabajar las tierras, un seguro para pasar la vejez, ..., hasta hace poco incentivaban la natalidad con 2500€. Estoy segura de que no eran los unicos motivos por los que unos padres se decidían a aumentar la familia, pero seguro que ayudaban a inclinar la balanza. Aunque en esencia es eticamente reprochable, yo no censuraria a unos padres que aumentan su familia por amor al hijo que ya tienen, y seguro que, con amor hacia el hijo que viene. No es que tengan otro hijo solo para curar a su hermano, es que queriendo tener otro hijo, además éste es capaz de curar a su hermano. Asi lo veo yo...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, en líneas generales, con el comentario anterior, pero la cuestión ética de fondo planteada es otra. Repito: la responsabilidad ética no puede recaer en los padres o en la madre (esta cuestión no se soluciona haciendo notar el afecto con el que seguramente reciben sus padres al hijo. Nadie puede saber, ni tiene un termómetro que mida el nivel de los sentimientos), sino en los científicos-investigadores que tienen la obligación de presentar soluciones éticas al problema.
ResponderEliminarEn todo caso, a esto se añade otra cuestión: la futura auto-compresión del segundo hijo. Me explico, si en un futuro próximo éste se entenderá como un bien en sí mismo, un ser querido y deseado por sí mismo o como un “objeto”, aunque sea curar a su hermano enfermo.
En definitiva, en el tema de los bebés-medicamento nos tenemos que plantear si en esta cuestión se da o no una cierta instrumentalización del segundo hijo