Hay que decir que la familia es la
escuela de la vida y “hace” educación con la vida, con las relaciones entre sus
miembros.
Así pues, la familia es un marco
privilegiado de reciprocidad, de afecto y de comunicación que sirve de
contenido a los conceptos de amor y gratuidad. En la convivencia familiar las
personas descubren recíprocamente las posibilidades entre las que sobresale
crear relaciones de convivencia, modos valiosos de unidad vital porque
facilitan que cada persona suscite lo mejor de sí. Por lo tanto, en la familia
sus miembros explayan todo lo que son, se relacionan personalmente con otros.
En el fondo, en el seno familiar se
desenvuelven los radicales del ser persona. Es lugar del amor para aceptar la
existencia de las personas y para contribuir a su potencialidad. Se comprende
la gratuidad, cayendo en la cuenta que lo más importante de esta vida es
gratis.
La convivencia familiar es una
escuela de amor porque la familia es el lugar en que se respeta y se ama la
singularidad de cada uno. Además, también la convivencia familiar es escuela de
gratuidad porque el aprendizaje de la misma es fuente de sociabilidad que
contribuye a hacer sociedades más personales.
Un planteamiento sobre la FAMILIA con base matrimonial hombre-mujer que en la actualidad no es la única familia admitida sociológicamente con repercusiones psicológicas trascendentales más allá de las descripciones y los análisis.
ResponderEliminarEn cualquier caso no siempre ni todas las famiias son de hecho acogedoras ni amorosas ni protectoras ni educadoras en el respeto y la generosidad entre sus miembros ni en el sentido profundo del amor gratuito que emane de los sentimientos y nos hace vivir conscientes de ese amor de pertenencia. Es un deber ser que precisa condicionamientos.
Pero hoy y aquí ¿qué cabe decir de la Familia Cristiana si es que aún se propone como modelo superador además de trascendete respecto a la Familia Indistinta meramente profana y plurimatrimonial o simplemente temporalista?
Un muy serio problema si los fundamentos morales fallan. No basta una ética naturalista aunque se básica del arranque humanizante.
Creo Joel que la reflexión no aborda el tema de los tipos de familia, sino los frutos positivos de la convivencia familiar
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