Es verdad que hoy mucha gente y en muchos medios de comunicación social
hablan de la “calidad de vida”, refiriéndose especialmente a la gente mayor, a
los enfermos…. En esta dirección las preguntas serían: si algunos enfermos han
nacido o viven con una serie de limitaciones, ¿dónde queda su “calidad de
vida”? Además, ¿qué se entiende por ella?, ¿qué características o componentes
la integran?, ¿quiénes pueden hablar de “calidad de vida”? Si hay grados de
“calidad de vida”, ¿quién determina su contenido? Estas preguntas y otras
muchas significan que el término “calidad de vida” resulta, por lo menos,
problemático. Lo que tiene que quedar muy claro es que no hay que identificar
ni confundir la “calidad de vida” con la dignidad humana. Son términos muy
distintos.
En caso contrario, si se identifican y confunden, caemos en el error. Que
le hablen de “calidad de vida” a los que padecen deficiencias psíquicas o
físicas graves de nacimiento, a los “postrados” en una cama, a los que padecen
enfermedades degradantes del organismo, a los que sufren una ancianidad
prematura o Alzheimer grave o una demencia seria (sea o no senil) o una
enfermedad terminal... Hablar de “calidad de vida” en estas vidas humanas
parece una broma de mal gusto. ¿Acaso se puede hablar de “calidad de vida”
cuando se está refiriéndose a la vida de alguien que siempre ha estado enfermo,
padece alguna deficiencia o síndrome? …, ¿qué se hace con los que nunca han
gozado de “calidad de vida”? O por el contrario ¿solo pueden hablar de “calidad
de vida” quienes gozan actualmente de salud o han disfrutado de salud y, en
este momento, no la tienen o saben que, en un futuro, carecerán de ella?
Más que de “calidad de vida” se tendría que hablar de “control de
calidad”, control que no es ejercido por el sujeto interesado, muchas veces
inconsciente, débil, enfermo, sino por los que le rodean, es decir, por los
sanos (médicos, parientes, Estado), por aquellos que pueden interpretar esa
existencia como una carga.
Parece que los que están a favor de la eutanasia sostienen que la
dignidad de cualquier persona humana la hacen depender de la “calidad de vida”
de esta. Si el enfermo carece de “calidad de vida”, entonces, parece ser que
esa vida no “merece la pena” vivirse. Y esta afirmación es errónea.
La vida del ser humano es inviolable per se y no puede ser entendida con
grados de mayor o menor calidad que produjeran un déficit en su dignidad o
entrar en el juego de las ponderaciones. La vida del ser humano no se pondera
ni se valora, sino que se acepta y se respeta.
Si se entiende la dignidad humana en los términos que aquí se
defienden no se podría hablar de una eutanasia digna. Serían términos contradictorios;
un contrasentido. La eutanasia va en contra de la dignidad de la persona. Pero
para los defensores de la eutanasia, la dignidad humana del enfermo se
traduciría en el derecho a elegir libremente el momento de la propia muerte.
Sin embargo, esta última aseveración tampoco es cierta, como se dirá a
continuación. Reitero: nadie y nunca (en cualquier circunstancia o situación)
un ser humano pierde su dignidad y ningún otro puede quitarla.
Sin embargo, los que promueven la eutanasia hablan de una “muerte digna”. Este
concepto está ya tan manido que no dice casi nada. Abogan por elegir el momento
de la propia muerte y se aseguran de que van a contar con quien esté dispuesto
a ayudar o a realizar los actos necesarios para que la muerte se produzca.
Lo que tienen en común las personas que solicitan adelantar su final es
que consideran que no tiene sentido seguir viviendo. Prefieren morir a seguir
viviendo aquejados por una enfermedad grave, postrados todo el día en una cama,
o sentados en una silla de ruedas...En definitiva, estas personas prefieren
morir a tener que vivir así. Eso sí, necesitan de otros para llevar a cabo sus
intenciones.
Por lo tanto, el verdadero progreso humano radica en un progresar en
humanidad y se progresa si se reconoce la dignidad del otro en cualquier
condición de salud, de enfermedad o de discapacidad psíquica o física.
Estimado Germán, una vez mas muchas gracias por tus reflexiones que tan bien nos vienen, al menos a mi, para profundizar en temas de mucho interés humano.
ResponderEliminarVoy a aportar una pequeña reflexión: el título de tu intervención me parecería mas ajustado como "Calidad de vida y dignidad humana", hablas muy poco de la eutanasia, lo que puede motivar extrañeza en tus lectores.
Pero el contenido sobre la dignidad me parece de mucho interés y me anima a seguir leyendo todas tus reflexiones.
Un saludo, Rosa María
Muchas gracias por tu comentario Rosa María. La he titulado así porque, como tú misma puedes comprobar, voy colgando reflexiones sobre la eutanasia. Si se suman todas las reflexiones realizadas hasta el momento, el tema de la eutanasia es el eje principal.
ResponderEliminar