sábado, 15 de junio de 2019

Aspectos positivos y diferenciales de la Educación en Libertad


La familia educa en y para la libertad. Así es, la educación en libertad que se da en la convivencia familiar es un proceso de ayuda a la adquisición de la madurez personal procurado a través de múltiples estímulos y en situaciones muy diversas. Es un proceso también para facilitar a los hijos el libre desarrollo de su capacidad, a través de la adquisición de conocimientos, hábitos y destrezas, virtudes y actitudes, que le faciliten el dominio sobre sus propios actos. Un proceso, en definitiva, que permite a cada hijo formular su proyecto personal de vida y le ayuda a fortalecer su voluntad de modo que sea capaz de llevarlo a término, al tiempo que desarrolla su capacidad de amar.
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No hay que olvidar que el dominio de sí mismo, la templanza, el señorío sobre los propios actos, las apetencias es condición y raíz de libertad. En este sentido, la libertad de cada persona, entendida en estos términos, se impone como el dato previo y fundamental de cualquier programa de educación en la familia y en la escuela. Y esto lo hace la familia.

            De este modo, educar la libertad significa:

-       ayudar a preguntarse a uno mismo qué significa ser libre, y a adquirir conciencia de que la respuesta no es ni evidente ni inalcanzable.
-       entender que no hay una vida sensata si uno no tiene mínimamente presente esa pregunta y reflexiona sobre las alternativas que se le presentan.
-         saber que muchas de esas alternativas serán contrarias a las propias inclinaciones o apetencias, o a las de la época en que uno vive.

Por consiguiente, la persona educada en la libertad es aquella capaz de rechazar las respuestas fáciles y preferidas, porque conoce otras respuestas de más digna consideración, porque busca la verdad y conoce el para qué de la libertad, su finalidad y su sentido. Con todo, no hay que olvidar que la libertad ni es un valor absoluto, ni tiene razón de ser en sí misma: es un medio, un bien fundamental, que me permite conseguir otros bienes.

Educar supone hacer pensar. Una auténtica educación de la libertad en la familia ha de pretender que los hijos se "aficionen" a buscar la verdad, sin olvidar que los seres humanos podemos ser muy aficionados a buscar la verdad, pero bastante reacios a aceptarla.

Por último y, en definitiva, para educar la libertad es preciso atender a la totalidad de la persona: la inteligencia, la voluntad, la afectividad y el sentido trascendente. Y esto lo hace la convivencia familiar.

2 comentarios:

  1. Muy importante reflexión... para tu siguiente divulgación, ¿donde poner los limites a la libertad??

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