martes, 6 de octubre de 2015

El "Caso" Andrea. Algunas Consideraciones

Antecedentes

            1. La niña se llama Andrea, tiene 12 años, y dicen los médicos que sufre una enfermedad degenerativa, incurable e irreversible.

2. Sus padres están cansados y desesperados, y han pedido que se provoque la muerte de la pequeña, que no se alargue artificialmente su vida. Dicen que la niña tiene mucho dolor. Piden para su hija una “muerte digna”.
            De entrada, hay que suponer siempre que los padres quieren lo mejor para su hija y, más todavía, en medio de un tremendo sufrimiento.

3. El hospital explica el cambio de criterio (en un primer momento, el equipo de Pediatría del hospital estaba en contra de la opinión de los padres), porque en las últimas horas se habían producido “cambios clínicos", un "empeoramiento" del estado de salud de la niña.

             4. Los pediatras, que atienden a la niña, han accedido a retirarle la alimentación artificial y mantenerle únicamente la hidratación necesaria para permitir la sedación. Sobre el tratamiento que ahora recibirá Andrea se le dejará una mínima dosis de hidratación para que el cuerpo sea capaz de metabolizar los sedantes. Es únicamente lo que se le va a administrar, una sedación, para que la niña no sienta dolor, y la mínima hidratación para que esa sedación surta efecto.

            5. El pasado 14 de septiembre, el Comité de Ética Asistencial había recomendado en su informe, precisamente, la retirada a Andrea de la medida de soporte vital (NHA, nutrición e hidratación artificial, por sonda) e instaba a considerar la sedación paliativa.

Puntos a tener en cuenta
 
La solución al asunto es complicada. Hay que tener en cuenta, antes de tomar cualquier posición y resolución, los siguientes principios:

- Hay que evitar cualquier tipo de eutanasia. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la eutanasia (etimológicamente, la palabra proviene de los conceptos griegos eu y thanatos, que significan ‘bien’ y ‘morir’, respectivamente, es decir, se refiere a la idea del buen morir) es la acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él. Se trata, en concreto, de causar el deceso de otro por su bien, subrayo lo de otro, para evitarle mayores dolores, en el convencimiento de que las terapias médicas aplicables no llevarán a su cura, sino únicamente a la prolongación de la agonía.

La Declaración adoptada por la 38ª Asamblea Médica Mundial afirma: la eutanasia, es decir, el acto deliberado de poner fin a la vida de un paciente, aunque sea por voluntad propia o a petición de sus familiares, es contraria a la ética. Ello no impide al médico respetar el deseo del paciente de dejar que el proceso natural de la muerte siga su curso en la fase terminal de su enfermedad.

- Hay que evitar también, lo que se denomina, “obstinación terapéutica”, es decir, el empleo de todos los medios posibles para prolongar artificialmente la vida (medios inútiles) y por tanto retrasar la venida de la muerte, a pesar de que no haya esperanza alguna de curación. Ante la inminencia de la muerte hay rechazar el tratamiento obstinado, es decir, el encarnizamiento terapéutico, que únicamente vaya a producir una prolongación precaria y penosa de su existencia, y esto no significa que se esté a favor de la eutanasia.

- Según el Código Deontológico Médico, este tiene la obligación de intentar la curación y mejoría del paciente siempre que sea posible y, cuando no lo sea, permanece su obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir el bienestar del enfermo aún cuando de ello pueda derivarse el acortamiento de la vida, pero nunca podrá terminar con la vida de una manera directa.

- Hay que escuchar siempre el consejo de los expertos de los comités éticos y deontológicos, así como de los facultativos que tienen los datos.


Reflexión

Para que no sea un caso de eutanasia no se le puede retirar a la niña la alimentación que recibe mediante una sonda. La alimentación es un soporte vital y básico por lo que los médicos no pueden retirarla. La alimentan directamente al estómago (procedimiento común llamado gastrostomía, a través de la cual se introduce una sonda de alimentación que va directa al estómago) como se hace a miles de enfermos. Lo que no se puede hacer es provocar su muerte por hambre y sed (y eso sí que es hacerla sufrir…). Andrea no puede tragar alimentos. No obstante, la alimentación nunca se puede considerar un acto extraordinario. La “causa” de la muerte no debe ser nunca la falta de alimentación, sino en todo caso, el propio curso de la enfermedad.
 
No vale con decir que la eutanasia no es matar a una persona, sino “ayudar” a morir a una persona que tiene una enfermedad grave e irreversible por razones compasivas. En mi opinión, la eutanasia, aunque se utilice el término compasión, no es una opción ética correcta. El término “compasión” está mal utilizado, porque se hace caso omiso de su significado real. Compadecerse de alguien no significa “ayudarle” a que cesen todos sus padecimientos, sino justamente lo contrario, “padecer con” significa compartir la enfermedad y el sufrimiento ajenos, sentirlos, dolerse de ellos. No hay compasión que lleve a la muerte, sino que ésta siempre lleva a la vida.
 
Hay que ofrecer el soporte necesario (medios ordinarios) para mantener una vida hasta el final con hidratación, analgesia, higiene, alimentación y evitando el ahogamiento.
 
También, y en el otro extremo, se ha de evitar, como se ha dicho, cualquier tipo de dolor y de obstinación terapéutica.

          No se debe pretender ni causar la muerte ni retrasarla.

En este tema y en otros, para no caer en eutanasia y en el encarnizamiento terapéutico, ambas opciones no admisibles con el trato debido a un ser humano, tiene suma importancia distinguir la acción de “dejar morir” de la acción de “matar”. Sobre esta base, se ha de señalar que la acción de “dejar morir” a la niña no es la misma que “matarla”. “Matarla” en este contexto significa dejarla de alimentar que en la práctica conduce a su muerte de modo inexorable.

         El médico no debe pretender la muerte del paciente, sino que deja de  "intervenir" en un proceso abocado a la muerte. En todo caso, permite que la naturaleza siga su curso. El médico, que le deja morir, no persigue la muerte directa de la niña, si no que la deja en situación de que muera de muerte natural.

        Sin embargo, quienes apuestan por la retirada de la alimentación creo que se confunden. La niña no morirá de muerte natural. No morirá por el propio curso de su enfermedad degenerativa, incurable...sino de hambre.

        Finalmente, creo que, por lo dicho hasta ahora, desgraciadamente asistimos a un caso de eutanasia, porque nos estamos refiriendo a la omisión (no darle alimento) intencionalmente dirigida a terminar con la vida de Andrea, que tiene una enfermedad grave e irreversible, por razones compasivas y en un contexto médico.

       HA MUERTO ANDREA. VERDADERAMENTE QUE DESCANSE EN PAZ Y A LOS PADRES LE ACOMPAÑAMOS EN SU SENTIMIENTO.
 

1 comentario:

  1. Me parece muy buena tu reflexión con la que estoy totalmente de acuerdo.
    María C

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