Hay que tener en cuenta
que la práctica consistente en producir embriones humanos conlleva también
intereses de índole económica. Por eso, un factor no menos importante, ligado a
la investigación y experimentación con embriones humanos, es el relativo a los
intereses económicos y comerciales inmersos en esa producción.
Pero antes de entrar en
el tema hay que señalar que cualquiera de las técnicas artificiales de
reproducción humana se presenta como un tratamiento para curar la esterilidad.
Sin embargo, dichas técnicas no son, propiamente hablando, un tratamiento para
curar la esterilidad, sino un tratamiento sustitutivo, pues con ellas no se
consigue curarla, sino tener un hijo. Sería necesaria, para poder considerar
las TRA como tratamientos
terapéuticos, la restitución de la capacidad generativa de la persona estéril.
El método de
reproducción asistida más económico es la inseminación artificial, mientras que
los importes más elevados corresponden al implante de ovocitos donados. El
primer método es la primera alternativa para las mujeres que tienen
dificultades para quedarse embarazadas de forma natural y, por lo tanto, es el
método de fecundación asistida más utilizado. Su coste, en general, ronda los
600€ por cada ciclo.
Las estadísticas
demuestran que, si tras cinco ciclos de inseminación artificial no se ha
logrado el embarazo, es muy poco probable alcanzar el éxito con nuevos
intentos. Entonces, cuando la inseminación artificial no da resultado, se debe
proceder a otras técnicas, como la fecundación in vitro. Como se sabe, este método consiste en unir el óvulo y el
espermatozoide no dentro, sino fuera del cuerpo de la mujer y, luego, depositar
el embrión-cigoto (óvulo fecundado) en el útero para que se desarrolle allí.
El precio de un
tratamiento de fecundación in vitro en
España ronda los 3.000€ por cada ciclo. A este precio hay que añadirle el coste
del diagnóstico pre-implantatorio que viene a valer otros 3.000€ (en algunas “clínicas” el “pack” FIV+DGP
cobran 5.700€. Estos precios varían dependiendo de los embriones humanos a
biopsar, que cobran entre 220 y 300€ por embrión). Es decir, la fecundación in vitro completa cuesta aproximadamente
6.000€.
Una modalidad de
fecundación in vitro es utilizar
embriones de la propia mujer que han sido congelados. Si se transfieren a la
mujer embriones congelados (luego óvulos fecundados) que proceden de una misma cuesta
entre 1.700 y 2.100€. (La congelación embrionaria tiene por objeto “conservar”
los embriones sobrantes de un tratamiento de FIV tras la transferencia embrionaria. Estos embriones se reservan
en previsión de un segundo ciclo de tratamiento, en el caso de que el primero
no haya tenido resultado, o en el caso en el que los padres quisieran, más
adelante, otro embarazo, con la finalidad de no repetir la tarea de la
obtención de óvulos. Estos embriones se conservan y almacenan congelados en
tanques de nitrógeno líquido a -196º C bajo cero. La legislación española sólo
autoriza la transferencia de un máximo de tres embriones en cada mujer en un
ciclo de reproducción asistida y establece la obligatoriedad de criopreservar
todos los demás que se han producido. Por tanto, se denominan embriones
congelados aquellos embriones “sobrantes” de la FIV que posteriormente son congelados para su conservación. La
acumulación de embriones “sobrantes” humanos da lugar a la creación de bancos
de embriones humanos congelados. Se justifica la existencia de estos bancos
como medio para evitar a la mujer los inconvenientes de comenzar de nuevo todo
el proceso de fecundación in vitro:
análisis reiterados, tratamientos hormonales y cuadro de hiperestimulación
ovárica, y más todavía si la mujer ya ha sufrido una previa estimulación y un
fallo en la implantación de los embriones transferidos, o si el ciclo
resultante de la estimulación no ha sido adecuado para proceder con la
transferencia del embrión. Por otro lado, con el uso de los embriones humanos congelados,
se puede realizar una transferencia controlada y evitar así los embarazos
múltiples que en la FIV se dan en
mayor proporción que en la fecundación natural). Al precio de FIV con embriones congelados de la propia
mujer hay que sumarle los medicamentos necesarios para preparar el útero de la
receptora para aceptar los embriones. También hay que tener en cuenta que la
crioconservación de embriones con vistas a futuras implantaciones supone 1.500€
anuales.
Otro método de reproducción
humana artificial es la inyección de espermatozoides. Dígase que la
infertilidad masculina es la razón que empuja al 25% de las parejas a comenzar
un tratamiento de fertilidad. Ante este problema la fecundación in vitro “normal” no es suficiente. Se
debe recurrir a un método específico llamado microinyección espermática (ICSI), técnica que consiste en la
introducción del espermatozoide en el óvulo a través de una microaguja. En
España el precio mínimo de este tratamiento, es decir, de un ciclo de
fecundación in vitro con
microinyección espermática oscila entre 4.000 y 5.000€. Las ventajas de este
método es su efectividad y que los espermatozoides se pueden preservar, gracias
a lo cual, si no se logra el embarazo en un primer intento, el coste del segundo
resultará inferior.
Otra opción de FIV es el implante de ovocitos donados.
Se recomienda en mujeres que, por diversos fallos en el funcionamiento de sus
ovarios, no puedan usar sus propios óvulos. También cuando las demás técnicas
de reproducción asistida han fallado. Es el procedimiento más caro: unos 6.000€.
Además hay que contar con varios inconvenientes: análisis reiterados, tratamientos
hormonales, hiperestimulación ovárica… Como contrapartida, es el método que ofrece
mayor efectividad (entre el 50 y el 60%).
Adviértase también que
el mercado de óvulos humanos es un negocio en aumento, no sólo por los
experimentos de “clonación”, sino también por su demanda para parejas
estériles. A través de “solidarios” anuncios se solicita óvulos de jóvenes
estudiantes. En España se paga por la compra de óvulos entre los 500-900€ en
concepto de “molestias”.
Por lo tanto, como se
ha señalado, los precios de la inseminación artificial y de fecundación in vitro van, de media, desde los 600
hasta los 6.000€ por ciclo (FIV+DGP); mientras que la inyección
espermática y el implante de ovocitos no bajan de los 4.500€ y 6.000€,
respectivamente.
Por otro lado, en el
2008 hubo ganancias de más de 40 millones euros por concepto de aborto en
España. Así pues, cabe preguntarse si a los intereses estrictamente médicos no
acompañan otros de índole económica.
Una vez presentadas las
principales modalidades de reproducción humana asistida y sus costes, este artículo
se va a fijar en una de ellas: fecundación in vitro
con embriones congelados.
A este respecto hay que
advertir que la comercialización de embriones no es sino la expresión final de
la “lógica de producción” a la que los seres humanos se hallan sometidos desde
su generación en la reproducción artificial. Desde el momento en que la
generación de la vida humana sale de su contexto natural-humano, se inicia un
proceso gradual de deshumanización, o lo que es lo mismo, de “expropiación” de
su dignidad, por el que la vida del embrión se comprende en términos de
mercado. En este contexto mercantilista la vida del embrión humano no es ya un
bien en sí mismo, sino un bien en cuanto “objeto”: un “producto” sometido al
juego de la oferta y la demanda como cualquier otro artículo del mercado para
satisfacer necesidades.
Esta lógica de
producción lleva no sólo a utilizar a embriones humanos para fines de
investigación, sino que incluso su producción mercantil y su uso comercial
empuja a que sean directamente producidos, “genéticamente más fiables”, con la
intención de conseguir a través de ellos cuantiosos beneficios económicos para
los centros y empresas suministradoras de equipamientos e instalaciones. Dicha
comercialización afianza más, si cabe, la consideración del embrión humano como
bien-objeto disponible.
Otro asunto
estrechamente relacionado con este tema corresponde a las políticas de
investigación. El núcleo de esta cuestión no radica si dicha investigación ha
de ser financiada con fondos públicos o privados, sino en las implicaciones
éticas que la propia financiación con embriones humanos plantea. Por eso se ve
necesario una regulación legislativa de carácter internacional que no permita
al sector privado tener vía libre para investigar con seres humanos, sin más
control científico y ético que aquel que el propio sector quiera imponerse.
Justamente, las
políticas en investigación han de favorecer aquellas líneas de investigación
que están consiguiendo efectivos resultados terapéuticos para la salud de
muchas personas, y no políticas que atiendan a los beneficios económicos que
obtendrían los grandes monopolios biotecnológicos y farmacéuticos, con la
producción, muerte y comercialización de embriones humanos.
Por consiguiente, en la
investigación con embriones “sobrantes” humanos entra en juego la fuerza de
intereses no estrictamente terapéuticos, sino pura y simplemente económicos que
explotan y manipulan el deseo de salud de las personas. Estas grandes empresas,
con gran influencia y poder mediáticos, persiguen introducir medidas legales
que aseguren dicho beneficio económico a costa de la salud de muchas personas
enfermas que tienen puestas sus esperanzas de curación en investigaciones
fraudulentas. Así las cosas, ¿cómo es posible que se pueda dejar en manos del
mercado cuestiones esenciales para los valores sociales y morales de una
sociedad?
Me gusta la pregunta final "¿cómo es posible que se pueda dejar en manos del mercado cuestiones esenciales para los valores sociales y morales de una sociedad?" Como individuos posiblemente no queramos esto, pero como sociedad es lo que se está consiguiendo.
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